jueves, 11 de diciembre de 2008


Qué difícil es escribir algo y no borrarlo y, sin embargo, qué fácil es decirlo. Ahora que estamos en época de notas y evaluaciones me doy cuenta de lo complicado e injusto que resulta poner las notas a los alumnos. Siempre me asalta la duda de poner un 10 a un alumno. Si aceptamos que 10 es la perfección y que la perfección no existe, tendríamos que valorar de 0 a 9, ya que nadie es perfecto. Si aceptamos que nadie es perfecto (incluso la persona que evalúa)y que 10 no indica la perfección absoluta, sino que, lo que se ha aprendido está bien aprendido, siguiendo unos criterios de evaluación entonces pondremos un 10.
Por supuesto, el conocimiento es ilimitado, pero considero que lo que evaluamos no es el conocimiento general, sino la capacidad de asimilar unos conceptos, de adoptar unos hábitos y unas aptitudes que vayan construyendo a nuestros alumnos.
Así pues, yo creo que el 10 existe dentro de los límites que vamos marcando en el conocimiento. No lo tengo tan claro con el 0. ¿Realmente un alumno que deja un examen en blanco tiene un 0? ¿Y alguien que hace trampas?

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